Bajo la denominación de speed, pitxu o anfeta nos encontramos ante el nombre coloquial de la anfetamina (o más concretamente, el sulfato de anfetamina). Se trata de un estimulante del sistema nervioso central habitualmente consumido por muchos estudiantes, considerada hoy en día como una droga recreativa cuyo consumo puede llegar a ocasionar abuso potencial y los riesgos propios derivados de la toma de fármacos anfetamínicos.
¿Qué son las anfetaminas y cuáles son los riesgos al consumir speed? ¿Puede causar dependencia? ¿Qué efectos adversos puede causar en la salud?
¿Qué es el Speed? ¿Y las anfetaminas?
Aunque popularmente es conocido bajo el nombre de Speed, lo cierto es que nos encontramos ante un fármaco cuya denominación científica más certera y exacta es el de sulfato de anfetamina.
¿Y qué son las anfetaminas? Consisten en una sustancia química derivada de la efedrina, la cual fue sintetizada por vez primera en el año 1887 de la mano del químico de origen rumano Lazăr Edeleanu, cuando empezó a ser utilizada por sus efectos broncodilatadores. Sin embargo, no fue hasta el año 1933 cuando se reportaron las primeras acciones sobre el sistema nervioso central. De hecho, su uso médico no empezó hasta la década de los años veinte.
Poco a poco, su uso médico como elevador de la presión sanguínea y su capacidad para combatir la fatiga, incrementar el nivel de alerta, dilatar los sacos bronquiales y contraer los vasos sanguíneos, dio como resultado la comercialización de un inhalador bautizado con el nombre de Benzedrina, habitualmente consumido durante la Segunda Guerra Mundial por parte de ambos bandos con la finalidad de aumentar la alerta, sobre todo entre los pilotos de la Fuerza Aérea.
Se presenta en forma de polvo o pasta. Cuando se presenta en forma de polvo, se utiliza comúnmente por vía intranasal (esto es, esnifado).
Efectos y riesgo de consumir Speed y anfetaminas
Cuando se consume Speed sus efectos tienden a durar entre 4 a 6 horas. Al actuar como un estimulante del sistema nervioso central, desde el primer momento en el que se toma surge un efecto de activación, estimulante y una mayor sensación de bienestar.
Esos efectos estimulantes se acompañan de una sensación de mayor energía y euforia, ocasionando una reducción del cansancio, el sueño, la fatiga y la sensación de hambre, pudiendo incluso incrementar el deseo sexual a la vez que disminuye las inhibiciones, facilitando una mayor duración de las relaciones íntimas. No obstante, uno de sus efectos adversos es la aparición de erección o eyaculación disminuida o dificultada.
Por estos motivos es conocida en institutos y universidades como una de las pastillas para estudiar más consumidas por parte de estudiantes, en especial en épocas de exámenes.
A pesar de todos estos efectos, cuando desaparecen se produce lo que se conoce como sensación de bajón, que se caracteriza por la aparición de cansancio, irritabilidad, somnolencia o insomnio, disforia y depresión.
De hecho, cuando el consumo de Speed se ha mantenido en el tiempo o se ha hecho a dosis altas, todas estas sensaciones serán mucho más intensas y potentes. Además, en algunas personas pueden presentarse ideas que deriven en suicidio, además de ansiedad y cuadros psicóticos. Por ello no se recomienda su consumo en personas con problemas psiquiátricos.
Se han dado casos, incluso, en los que los consumidores pueden pasarse varios días consecutivos sin dormir, lo que aumenta el riesgo de sufrir ansiedad y crisis de paranoia.
Los mayores riesgos que supone su consumo, regular en el tiempo o puntual, se deriva no solo de los efectos que ocasiona cuando su acción estimulante desaparece, sino también de los diferentes efectos adversos que pueden surgir. Por ejemplo, puede causar un incremento de la tensión arterial y taquicardia, aumentando el riesgo de sufrir hemorragias cerebrales, ictus o infartos. De ahí que su consumo esté totalmente desaconsejado en personas con enfermedades cardiovasculares y cardíacas.
Además de los riesgos indicados en este apartado debemos nombrar otros de vital importancia:
Su adulteración: al ser muy alta, puede aumentar los efectos negativos o nocivos en el organismo.
Su vía de administración: al inhalarse puede causar problemas locales, además de causar el contagio de infecciones a través del contacto sanguíneo de las vías nasales. Se convierte en un factor de riesgo para la transmisión del virus causante de la hepatitis C.
La psicosis anfetamínica
Cuando el abuso de anfetaminas se prolonga en el tiempo puede surgir lo que médicamente se conoce como psicosis anfetamínica. Se trata de un tipo de psicosis causada por el cansancio psíquico, motivado por el efecto estimulante del sistema nervioso central de esta sustancia, al aumentar la alerta y disminuir el cansancio y la fatiga.
Sus síntomas son realmente parecidos a los que surgen cuando una persona sufre un cuadro de esquizofrenia paranoide:
Agresividad incontrolada.
Depresión con ideas paranoicas o delirantes -por ejemplo, surgen delirios de persecución o paranoias persecutorias.
Alucinaciones auditivas y/o visuales.
Estas psicosis anfetamínicas ocurren sobre todo cuando el consumidor abusa de las anfetaminas, especialmente en grandes cantidades.
¿Las anfetaminas producen dependencia?
A diferencia de otras drogas de recreo, por el momento no se han descrito dependencias físicas relacionadas al uso y consumo de anfetaminas como el Speed. No obstante, sí se ha encontrado un elevado potencial de abuso, derivando no solo en un consumo regular en el tiempo, sino a dosis peligrosamente altas, lo que puede traducirse finalmente en un patrón compulsivo de consumo, especialmente cuando su administración se realiza de forma repetida en el tiempo.
De hecho, al producirse tolerancia con cierta rapidez, se hace necesario incrementar las dosis de Speed con el fin de conseguir los mismos efectos.
Referencias bibliográficas:
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