Tabaco

Tabaco: componentes, efectos del tabaquismo y por qué fumar mata

El tabaco contiene muchos componentes cancerígenos que explican por qué fumar mata a tantos consumidores activos y pasivos.

Tabaco
El tabaco se consume a través de las hojas de esta planta. | .

 

El tabaco es uno de los mayores problemas de salud pública en todo el mundo, llegando a matar hasta a la mitad de sus consumidores, lo que equivale a más de 7 millones de personas al año.

De esta cantidad, más de 6 millones son consumidores directos, mientras que casi 890.000 son fumadores pasivos (esto es, personas no fumadoras pero sí expuestas al humo ajeno). De hecho, se estima que el humo del tabaco contiene más de 4.000 sustancias químicas, de las cuales alrededor de 250 son nocivas, y más de 50 causan cáncer.

¿Cuáles son los efectos del tabaquismo en la salud, y qué riesgos supone su consumo diario o incluso puntual en el tiempo?

 

 

¿Qué es el tabaco y cuáles son sus efectos?

Básicamente podríamos definir al tabaco con una planta. La planta del tabaco pertenece al género Nicotiana, familia botánica que forma parte de las Solanáceas. Sus hojas son grandes, las flores son tan hermosas como características, y aunque existen más de 60 variedades pertenecientes al citado género, la más popular -y temida- es aquella a partir de la que se extrae el tabaco comercial: la Nicotiana Tabacum.

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Con el fin de experimentar distintos efectos en el organismo, sus hojas habitualmente se fuman o se mastican (popularmente conocido como “tabaco de mascar”). De hecho, anteriormente a su producción en forma de cigarros o puros era común que se consumieran aspiradas en forma de rapé (polvo muy fino).

Hoy en día se estima que, mundialmente, el tabaco es la sustancia psicoactiva más extendida  en la población. En España, por ejemplo, causa la muerte de más de 50.000 personas cada año -lo que se traduce en un 13% del total de las muertes que ocurren por año. Y, a pesar de que la mayor parte de la población es consciente de sus riesgos y efectos en la salud, se estima que  el 25% de la población española continúa fumando  (un 22,7% lo hace a diario y un 2,3% de forma ocasional).

Y sus riesgos no afectan sólo al fumador activo, sino también al fumador pasivo. En este sentido, ¿qué se entiende por activo y por pasivo?:

Fumador activo

Es aquel que consume habitualmente tabaco, con regularidad y diariamente.

Fumador pasivo

Es aquella persona que no fuma, pero sin embargo, se ve afectada por los efectos del humo del tabaco. Por ejemplo, porque una persona fumadora se encuentra cerca de ella, y consume el cigarrillo, pipa o puro en una localización muy próxima.

¿Qué componentes contiene un cigarrillo?

Debemos diferenciar entre las sustancias que encontramos en el tabaco, o en mayor medida en un cigarrillo o cigarro, y en aquellas que se desprenden del humo del tabaco cuando éste se está consumiendo.

Tabaco y tabaquismo
El tabaco provoca la adicción conocida como tabaquismo. |

Nicotina

Es la sustancia más conocida por excelencia, y la principal culpable de la acción adictiva del tabaco. Actúa como un estimulante del sistema nervioso central, incrementando tanto la presión arterial como el ritmo cardíaco.

Azúcar

Se trata de uno de los aditivos más comunes, y se utiliza habitualmente con el fin de reforzar los efectos adictivos de la nicotina. Cuando el cigarro se enciende, sus azúcares comienzan a arder, produciendo acetaldehído, una sustancia química.

Cacao

Se utiliza con el fin de que el fumador respire con mayor profundidad, y sus caladas contengan una mayor cantidad de nicotina y humo, como consecuencia de la acción de la teobromina.

Chocolate, miel y regaliz

Son tres aromatizantes que se utilizan con el fin de  que el sabor del cigarrillo sea más agradable, al disimular el amargor de la nicotina.

Menta

Se utiliza por la acción del mentol, el cual es capaz de “adormecer” la garganta, impidiendo que se produzca la reacción natural del organismo ante una sustancia que, en realidad, es irritante.

El humo del tabaco y los riesgos del tabaquismo

Lo cierto es que el humo del tabaco se caracteriza por ser un elemento que no solo afecta a los fumadores directos, sino también aquellos que no consumen el cigarrillo o puro, pero sí se encuentran cercanos a éste.

Es, de hecho, uno de los elementos más “temidos” por parte de quienes no fuman, no solo por ocasionar cada año la muerte de más de 890.000 personas (recordemos, no fumadores), sino por ser responsable de causar diferentes trastornos respiratorios y también cardiovasculares.

Y, lo que es aún peor,  puede causar problemas serios de salud en mujeres embarazadas y en niños. Por ejemplo, se estima que en el año 2004, un tercio de las muertes por humo ajeno (fumador pasivo) se produjo en niños.

¿Y cómo puede ser esto posible? Muy sencillo: se han encontrado más de 4.000 sustancias presentes en el humo del tabaco, las cuales desprenden a partir de la combustión de sus hojas. Excepto el vapor de agua, se cree que prácticamente todas ellas son negativas para la salud.

Como manifiestan desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), “no existe un nivel seguro de exposición al humo”. Y, para muestra, podemos mencionar algunos de los componentes tóxicos que éste contiene.

Componentes del humo de tabaco
Componentes del humo de tabaco | .

 

Nicotina

Como es de imaginar, no solo encontramos nicotina en la composición del tabaco, sino también en su propio humo.

Alquitranes

Son las principales sustancias  responsables de la aparición de distintos tipos de cánceres. Se dividen en iniciadores, las cuales tienen por sí mismas la capacidad de generar células tumorales (como el alfa benzopireno); promotores, que actúan estimulando la acción de las células tumorales; y cocarcinógenos, que son incapaces de desarrollar la acción cancerígena pero favorecen el desarrollo de las células tumorales.

Sustancias irritantes

A largo plazo, cuando el consumo de tabaco es regular en el tiempo, son las principales culpables de ocasionar la aparición de patologías y enfermedades respiratorias, como la bronquitis crónica o enfisema pulmonar. Pero para llegar a ello antes surgen síntomas comunes entre los fumadores como tos o mucosidad (además de lagrimeo).

Monóxido de carbono (CO)

Es uno de los gases más tóxicos, que se desprende tanto de la combustión del papel como del tabaco. A través de los alvéolos pulmonares, se une a la hemoglobina siendo capaz de desplazar al oxígeno. Así, la oxigenación de los distintos tejidos y órganos se ve dificultada  de forma muy significativa.

Solo hemos nombrado 4 de las más de 4.000 sustancias químicas que contiene el humo del tabaco, entre las que se sabe que al menos 250 son tóxicas para la salud, y más de 50 causan la aparición de cáncer.

Fumar mata: efectos del tabaco en la salud

1. Causa cáncer

Aunque el cáncer de pulmón es considerado como el tumor habitualmente más relacionado con el consumo de tabaco, lo cierto es que existen más de 15 tipos de cáncer diferentes que se encuentran relacionados con éste.

Es lo que ocurre con el cáncer de orofaringe, laringe, boca, esófago, estómago, hígado, vías biliares y vejiga, entre muchos otros.

2. Afecta al aparato respiratorio

No hay duda que una exposición regular y constante a los diferentes componentes tóxicos tanto del tabaco como del humo del tabaco tiende a causar un aumento en la producción de mucosa, y reduce la acción del sistema inmunitario, ocasionando tos y una mayor expectoración.

Además, puede causar no solo cáncer de pulmón, sino también enfisema pulmonar y bronquitis crónica.

3. Afecta al aparato circulatorio

Como consecuencia de la acción del monóxido de carbono (CO2) y de la propia nicotina, se produce una sobrecarga de las paredes de las arterias al aumentar la presión arterial, se sobrecarga al corazón por subir la frecuencia cardíaca, y favorece la formación de trombos al incrementar la presencia de lípidos debido al aumento de la coagulabilidad de la sangre.

Todo ello puede ocasionar la aparición y el desarrollo de enfermedades coronarias (angina de pecho, cardiopatía isquémica e infarto de miocardio), accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragia y embolias cerebrales) y enfermedades vasculares periféricas.

4. Afecta al aparato digestivo

Aunque no lo creas, el sistema digestivo también se puede ver seriamente afectado como consecuencia del consumo de tabaco.

Por ejemplo, no solo puede causar gastritis crónica, sino también esofagitis por reflujo y úlcera gastroduodenal. Todo ello como consecuencia de la acción y efecto de la nicotina.

5. Efectos sobre el aparato reproductivo

El tabaco puede causar falta de riego sanguíneo, lo que se traduce en una disminución de la libido y en la aparición de impotencia sexual en los hombres. Además, también tiende a disminuir la fertilidad.

6. Sus peligrosos efectos en el embarazo

El tabaquismo es tremendamente peligroso durante el embarazo, ya que está asociado a problemas de desarrollo y crecimiento del feto, aumentando el riesgo de abortos espontáneos o nacimientos prematuros.

El cigarrillo electrónico también es peligroso

Hace algunos años el cigarro electrónico se puso de moda como sustituto y alternativa al consumo regular de tabaco, especialmente por la creencia de que éste era una opción inocua y/o menos dañina.

Sin embargo, como han podido constatar diferentes estudios científicos, los también conocidos como  cigarrillos de vapor pueden contener igualmente componentes nocivos, cuya concentración dependerá directamente tanto de la marca como del propio tipo de dispositivo, y de cómo lo usa la persona.

El Ministerio de Sanidad español encontró sustancias cancerígenas tanto en líquidos como en el vapor de los cigarrillos electrónicos, y la propia Comisión de Salud Pública aconsejó el pasado año no consumir ni los cigarros de vapor ni el tabaco sin combustión. De hecho, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica advierte que los cigarrillos electrónicos pueden ocasionar afecciones y  patologías pulmonares “muy parecidas a las causadas por los cigarrillos normales”.

Por ejemplo, un estudio publicado en la European Respiratory Journal encontró que el vapor de los cigarros electrónicos podían aumentar las bacterias causantes de neumonía, aumentando por tanto el riesgo de contraer infecciones pulmonares.

Bibliografía:

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