Una investigación reciente encontró que 40 millones de estadounidenses son adictos al alcohol, las drogas o el tabaco, representando el 16 por ciento de la población, los cuales se han enganchado con estas adicciones a partir de los 12 años.
Por otra parte, 80 millones de personas, es decir, el 32 por ciento, consumen sustancias de manera arriesgada, lo cual se refiere a que su estilo de consumo pone en peligro la salud y la seguridad.
Lo más importante, es que de estas personas, muy pocos reciben el tratamiento adecuado para su adicción, en una proporción de una de cada diez personas, esto debido a que quienes prestan servicios de salud no están capacitados para diagnosticar y tratar individuos adictos.
Para los médicos es más importante centrarse en tratar los síntomas físicos de la persona, como colesterol alto e hipertensión, sin indagar en el paciente si está padeciendo algún tipo de adicción que podría desencadenarle lesiones, embarazos no deseados, enfermedades coronarias y diversos tipos de cáncer.
Por otra parte, los consejeros que forman parte del programa de tratamiento contra abuso de sustancias, tienen pocas credenciales a nivel médico y en muchos casos, ninguna. En un gran número de estados no se requiere un estudio o certificación previos para ayudar a los adictos.
El presupuesto de Estados Unidos
Del presupuesto del país, se destina poco para los tratamientos de sustancias, comparado con el dinero autorizado para tratar otras enfermedades, pese a que la cifra de personas aquejadas por dichos problemas de salud es mucho menor que la de adictos.
Ejemplo de lo anterior, es el presupuesto de 2010 donde se destinaron 28 mil millones de dólares para tratar adicciones, en contraste con 44 mil millones para tratar 26 millones de personas que sufren diabetes y 107 mil millones para tratar 27 millones de personas que padecen enfermedades del corazón.
El estudio fue publicado el 26 de junio por el Centro Nacional sobre la Adicción y el Abuso de Sustancias en la Universidad de Columbia, en Nueva York.